Seleccionar página

En muchos espacios de trabajo todavía se escucha el clásico “¿podés escanear este código?” como si fuera una pausa obligada dentro del día. Pero Honeywell decidió borrar esa pausa.

Sus scanners fijos no esperan a que alguien los use: simplemente funcionan. Ven, leen, interpretan, y siguen. Una coreografía silenciosa entre velocidad y precisión.

Hay algo fascinante en cómo estos dispositivos se integran al entorno. No llaman la atención, no ocupan espacio, pero están ahí, haciendo su trabajo una y otra vez, sin que nadie tenga que intervenir. Y mientras tanto, el flujo de trabajo sigue corriendo como si todo sucediera solo.

El Orbit HF680, por ejemplo, parece un pequeño ojo tecnológico que no parpadea. Su forma redondeada y su luz roja constante transmiten una sola cosa: eficiencia.

El Vuquest 3320g tiene la actitud de los que no necesitan imponerse para ser potentes; compacto, adaptable, ágil.

Y el Solaris XP 7990G… bueno, ese juega en otra liga. Si el tiempo fuera dinero, este modelo sería inversión pura: hasta 600 centímetros por segundo de lectura, sin margen para el error.

Honeywell entendió que la productividad real no está en hacer más, sino en hacer mejor. En reducir los segundos invisibles que se pierden entre tareas. Y eso es exactamente lo que logran sus scanners fijos: trabajar sin ser vistos, pero dejar su huella en cada proceso.

 

Por dudas y consultas podés comunicarte con tu ejecutivo de cuentas o a los siguientes datos:

MARCELO PERÍN :: Product Manager Honeywell
mperin@grupoair.com.ar